lunes, 4 de abril de 2011

FANATISMO "MANU CHAU"

Con Picus en "El Rincón del Cielo" - Estación de esquí de Cerler (Valle de Benasque - España)

La gente piensa que yo vivo de vacaciones. Pero no, yo vivo preparándome cada día para ser mejor alpinista, mejor guía. Tengo que madrugar más que cuando estudiaba o trabajaba, invierto mucho más tiempo, dinero y energía, y hago muchos más sacrificios. Disfruto, sin duda, de la experiencia, pero pregúntenle a mi cuerpo si está disfrutando del "descanso". Algunos podemos escoger el estilo de vida que queremos, y yo he sido muy afortunado. Aunque bueno, también me doy vacaciones de vez en cuando.

Llegando a la parte alta de la pala - Sierra de Chía (España)

El jueves fuimos a la estación de esquí. Había nevado un poco durante los días anteriores, así que dedicamos el día a bajar por "fuera de pista". Lo siento por los que lo saben, pero me siento obligado a hacer las más mínimas aclaraciones para los que no tienen ni idea de lo que estoy hablando. En las estaciones hay "pistas" (como calles) que están señalizadas, cubiertas de ser necesario con nieve artificial, y "pisadas" por máquinas grandísimas que trabajan durante la noche para que las laderas de las montañas queden planas y uniformes como autopistas. Entre esas rutas "pisadas", hay bosques cubiertos de nieve por donde es posible bajar entre árboles, y zonas que se pintan de blanco sólo cuando las condiciones meteorológicas así lo quieren (ahí no participa la nieve artificial). Bajar por ahí, es bajar por "fuera de pista". La técnica es diferente, y tiene una mayor exigencia física, pero el disfrute es también mayor. Es como ir por una carretera destapada con un 4x4; hay más aventura y sensaciones "extremas". Además, uno puede voltear la cabeza cuando llega abajo y ver la línea que ha marcado con los esquís durante el descenso.


Cara norte de la Sierra de Chía (España)
Esquiamos por la pala del centro
Ese jueves ha sido el día que más kilómetros he esquiado en la estación (uno puede mirarlo en internet). Llegamos a primera hora de la mañana y nos fuimos a las 3:00pm con las piernas reventadas. Bajamos a Benasque a comer algo, y después a la roca a escalar. Fue un día muy interesante. El viernes subimos de nuevo a la estación, pero habremos esquiado la mitad que el día anterior. Después rocódromo en la escuela de montaña, y a la cama temprano porque al otro día bajaríamos la Pala de Chía.





Aproximación para iniciar el ascenso con esquís
Chía es el nombre de un pueblo en el Pirineo Aragonés, ubicado al sur de Benasque (el pueblo donde vivo). La cara norte de la Sierra de Chía la veo todos los días desde mi ventana. Es el sitio donde aparecen los primeros rayos de sol de la mañana, y como mis ventanas no tienen cortinas ni puertas de madera, pues ha resultado ser el despertador perfecto. Siempre había pensado que me encantaría bajarla con esquís, y cuando Naxo me lo propuso no lo dudé ni un segundo.




Superando a pié el tramo de la carretera bloqueado por el alud
Salimos de Benasque temprano, pero sin madrugar. Un alud (avalancha) nos impidió seguir avanzando con el carro, así que tuvimos que seguir andando por la carretera durante unos 20 o 30 minutos. Ahí nos pusimos los esquís y comenzamos el ascenso. En el artículo sobre el ascenso al Pico del Alba explicaba cómo funciona esto del esquí de travesía, así que esta vez me lo saltaré. Una subida relativamente corta, con mucho sol y buena nieve. Estábamos solos en la montaña, así que tuvimos una hoja en blanco para dibujar con nuestros esquís. Llegamos a la parte alta de la pala justo cuando las nubes estaban llegando del sur; ese día habían dado mal tiempo y por eso decidimos hacer una ruta de corta duración. Fotos, galletas, y para abajo. El descenso, aunque corto (siempre queremos que sea más largo), fue muy divertido. La nieve estaba en excelentes condiciones y nos dejó con ganas de más, así que mientras caminábamos de regreso al carro nos planteamos VOLVER A SUBIR Y BAJAR LA MONTAÑA. Naxo me miró con cara de "tienes que estar bromeando". Las nubes ya habían cubierto una parte de la sierra, y sin duda cubrirían la pala en poco tiempo, así que no era una muy buena opción. Esa mañana, además, habíamos alistado el material de escalada para ir a la roca en la tarde, así que decidimos seguir con el plan. 

Foto en la cumbre con una galleta en la boca, como para variar. "Rincón del Cielo" (estación de esquí de Cerler).


Entrenando en la estación de esquí
"¡¡Eres un fanático!! - Me encanta -", dijo Naxo cuando le propuse que fuéramos a subir la estación y después a escalar. Al llegar al carro decidimos ir a la estación de esquí, a seguir haciendo travesía. Ese día no cogimos un solo remonte (telesilla), sino que subimos más de 800 metros con los esquís, hasta un sitio conocido como "El Rincón del Cielo". Llovía y nevaba; el día era malísimo. En la estación de esquí, así haya mal tiempo, lo fines de semana hay cientos de personas, así que no es comparable en lo más mínimo con la ascensión de la mañana. Pero bueno, la intención era entrenar. Llegamos al "Rincón", fotos, galletas y para abajo. Mala nieve, poca visibilidad y mucho cansancio acumulado. Pero la temporada ya se va a acabar, y hay que exprimir el tiempo al máximo. Además, darse un poquito de palo siempre ayuda a fortalecer la mente y el cuerpo. Bajamos, una pasta, y al rocódromo (el día no permitió que fuéramos a la roca). Escalamos una hora, como mucho, y volvimos a casa. Esa noche queríamos salir a tomar algo, así que pensábamos tomar una pequeña siesta, un baño y a la calle. Yo me acosté a las 8:45pm, con la no muy firme intención de despertarme media hora después y alistarme para salir. A las 9:30pm miré el reloj, me di media vuelta y seguí durmiendo. Me desperté al otro día a las 10:00 am. Naxo, como se imaginarán, vivió una situación similar.



Entrenando en la Escuela
de montaña
Al otro día nos encontramos en la escuela, y escalamos un rato. El lunes subimos a pistas, y el martes estábamos haciendo travesía de nuevo. Y así seguimos, hasta ayer por la mañana, cuando después de subir el Aneto (el pico más alto de los Pirineos), en la mejor despedida posible, Naxo viajó de regreso a Valencia. Pero ésa es otra historia. Lo de estas semanas ha sido llenarnos de kilómetros sobre los esquís, de entrenar en el rocódromo incluso después del día más agotador, de hincharnos de galletas de chocolate y pasta, de Calamaro y de nieve. Lo de estas semanas ha sido fanatismo puro, de invierno, de primavera. Fanatismo "Manu Chau", como nos llamó un escalador un día cualquiera en el rocódromo de la escuela.

                                            Naxo ¡eres un fanático!


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