sábado, 30 de abril de 2011

Piolets d'Or - Chamonix

"El alpinista y el que vive de esta pasión, lo que debe hacer es buscar cosas un poco distintas. Rutas nuevas en las que se aspire a encontrar la máxima dificultad" Erhard Loretan (Suiza, 28 de abril de 1959 - 28 de abril de 2011).


Hace pocos días murió Erhard Loretan, un alpinista suizo que siempre defendió la creatividad y la búsqueda de la máxima dificultad en el alpinismo. La muerte de los famosos suele afectarme poco o nada, pues para mí siempre han estado, de alguna forma, muertos. Conocí a Loretan por los libros y los artículos de internet, pero nunca lo conocí a él, ni a John Lennon ni a Mario Benedetti. Pero la prensa hace bombo y la noticia recorre el mundo, así que los que sabemos algo de él repasamos su vida y sus logros en el mundo del alpinismo. Y ahí es cuando la muerte de un famoso, en este caso de un "grande", nos sirve para rememorar lo bueno que hizo y seguir su ejemplo. Fue el tercer ser humano en alcanzar la cumbre de las 14 montañas más altas del mundo, pero también fue muchas otras cosas que debemos recordar hoy si queremos hablar del alpinismo en la actualidad, y es que Loretan fue un incansable defensor del más puro estilo alpino: Subir rápido y ligero, buscando una línea nueva y la máxima dificultad. En sus últimos años aseguró que la creatividad se había perdido, y miles de personas en el campamento base del Everest (y en muchos otros lugares) le dan la razón. Pero existe una idea, un premio, una distinción que ha buscado defender el verdadero espíritu del alpinismo, y reconocer el esfuerzo de aquellos que se empeñan en no dejar morir el estilo alpino que Erhard Loretan conoció y practicó: Les Piolets d'Or (Los Piolets de Oro), celebrados actualmente en Chamonix-Mont Blanc, la cuna y capital del alpinismo mundial.



Nueva versión del Piolet d'Or - 2011
Julio viajaba desde Colombia para que escaláramos juntos en los Alpes. Los días inmediatamente anteriores a su llegada se celebraría en Chamonix la decimonovena versión de los Piolets d'Or, así que programé mi viaje para llegar un poco antes y asistir al evento. Cuando leí por primera vez sobre el premio, hace unos cuatro años, soñaba con asistir algún día y poder ver a lo lejos a los alpinistas nominados, y quizá perdirles un autógrafo o tomarles una foto si se presentaba la posibilidad. Este año lo podría hacer, y estaba emocionado.


Unos días después, mirando las noticias que publicaban en la página oficial del evento, vi que una ruta escalada en Colombia, por un equipo del que hacía parte un escalador colombiano (Fernando González Rubio), había sido seleccionada como una de las 53 ascensiones más significativas del 2010. ¿Colombia? ¿En serio? Ya era la segunda sorpresa que me llevaba con esta ruta. En agosto del año pasado compré una revista de montaña en Turín, y en la portada me encontré con una foto del Cocuy. La misma reacción ¿Colombia? ¿En serio? ¿Qué hace el Cocuy en una revista italiana? Era la misma ruta, abierta por dos italianos, un venezolano y un colombiano. Hablé con algunos amigos en Colombia, y nadie sabía de la nominación. "Hernán, ¿sabías que la ruta de Fernando está dentro de la lista de mejores ascensiones de los Piolets d'Or?" - Ni idea. Qué bueno. ¿Será que Fernando sabe? Ya lo llamo". Cuando Hernán lo llamó, Fernando no sabía nada, y ya pueden imaginarse la sorpresa y la alegría. A los pocos minutos me escribió un correo, con sus típicas palabras: "Recuerde que es un logro colombiano, y espero que así lo sientan los escaladores". Y así lo sentí yo, que al ver ese correo decidí escribir a la organización del evento y asistir como representante de la FECDME (Federación Colombiana de Deportes de Montaña y Escalada).

Tierra de Cóndores - Ritacuba Blanco (Sierra Nevada del Cocuy, Colombia) - Foto: Expedición

Efectivamente es una buena noticia para todos en Colombia, como dice muy políticamente Fernando. En nuestro país se pueden hacer cosas nuevas, MUCHAS, y son valoradas a nivel mundial por su nivel de dificultad y sentido de exploración de nuevos lugares. Y con eso de exploración no me refiero a los italianos y suizos que vienen a escalar a un rincón alejado del mundo, como es Colombia para el mundo del alpinismo. Me refiero a los millones y millones de colombianos que no tienen ni idea de que existen montañas nevadas en el país, o que aún sabiéndolo no se interesan por visitarlas. Y también me refiero a los cientos de escaladores que van cada día a los gimnasios de escalada de las ciudades, y no cogen un bus para treparse en semejantes paredones que tenemos a nuestro alcance, y que les darían más emociones que ochocientas tardes de rocódromo. Era una oportunidad única para mostrar el potencial que tiene Colombia en este tema, compartir con todos los escaladores del país las mejores ascensiones que se están realizando en el mundo y, SOBRE TODO, enseñar el estilo de alpinismo que, a mi juicio, debemos seguir. Somos ignorantes, y llevamos un buen tiempo comprando el primer concepto de alpinismo que nos venden, así que esta era la oportunidad perfecta para decirles a todos que no se trata sólo de montañas de más de ocho mil metros por las rutas de siempre. No somos una potencia mundial en economía, ni en fútbol, ni en alpinismo. Pero que no seamos los mejores no significa que no podamos serlo, Y TAMPOCO justifica que nos inventemos un límite al que denominemos "el alto nivel del alpinismo en Colombia" y lo vendamos como si fuera el Milan de Sacchi. Además, uno de nosotros sí está entre los mejores del mundo, y eso significa que está haciendo algo bien. Por eso valía la pena sacar toda la información posible del evento, y compartirla en Colombia. Así que envié la solicitud y me dieron la acreditación de prensa. Adelanté un poco más el viaje, y allá estuve.


Llegué de Barcelona a Ginebra el jueves por la noche. De ahí una hora y cuarto hasta Chamonix, y a preparar toda la información para el día siguiente. Esto de ser "periodista" de un momento para otro me causaba mucha emoción y algo de nervios. ¿Qué se supone que debo decir, preguntar, hacer? Antes de viajar le pedí a Martín, un amigo fotógrafo, que me prestara una de sus cámaras para parecer un poco más profesional. Las fotos salieron terriblemente mal, pero podía pararme con mis "colegas" en frente de todo el mundo a fotografiar la tarima. Por lo menos estaba en primera fila. Debo confesar que muchas veces estuve ahí sentado con los fotógrafos, incluso mirando por el lente de la cámara, sin tomar una sola foto (ya se había acabado la tarjeta, o la batería). Incluso recuerdo que tuve que darle la cámara a Katie, la encargada de todos los temas de prensa, para que me ayudara a pasar las fotos a una memoria o un CD, pues yo no había podido. No quiero ni imaginar lo que pudo pensar cuando abrió la carpeta y vio el desastre de fotos que había tomado. Habrá dicho: "Vaya calidad de periodista".

Gite La Montagne - Todo lo que sea Gite queda lejos
El viernes me levanté temprano. Ese día en la mañana los seis nominados presentarían sus expediciones al jurado y a la prensa (¡O sea a mí!). Salí de la gite (nombre francés para "albergue" o "casa de campo", y efectivamente está en el campo, porque me tomó casi media hora llegar al centro del pueblo, y estamos hablando de un pueblo minúsculo) y llegué un poco tarde. Qué vergüenza, ellos exponiendo sus rutas para mí, y yo comprando quiches y panes por el camino. Si algo tiene Francia mejor que cualquier otro país (excepto Italia), es su comida. Ellos dirán que tienen otros diez millones de cosas más, pero como a mí no me caen bien, pues voy a limitarme a alabar su comida y ya. Los Alpes también son muy bonitos, pero los tienen también Suiza, Austria, Italia, etc. Y las francesas .... Mejor sigo con los Piolets de Oro. Llegué tarde, pero no tan tarde, y me perdí sólo una presentación, la del Mt. Edgar en China. Recogí mi kit de prensa (que, entre otras cosas, tenía un mosquetón de seguridad Simond con la marca de los Piolets d'Or 2011, y que ahora pertenece a Julio) y me senté en la sala donde empezaría en pocos instantes la presentación de la apertura de nuevas rutas de Big Wall en Groenlandia.

Big Walls Groenlandia

El tema funciona más o menos así: La organización del evento realiza, junto con algunos colaboradores como el American Alpine Journal -que es la principal fuente de referencia en el tema de nuevas rutas abiertas en todo el mundo-, una lista de ascensiones llevadas a cabo el año anterior, que cumplan los criterios previamente establecidos (una ruta nueva, con un nivel de dificultad alto, realizada en estilo alpino, con originalidad tanto en la escalada y la aproximación, como en la parte de selección del lugar, haciendo énfasis en el sentido de exploración de la expedición, y algunos más). Este año fueron 53 las ascensiones pre-seleccionadas, de las cuales salieron seis finalistas. La organización escoge un jurado, conformado por alpinistas y periodistas, que será el encargado de elegir el (o los) ganador/es. A continuación verán las rutas nominadas y los integrantes del jurado.




Ganadores del Piolet d'Or 2011, junto a los alcaldes de Chamonix y Courmayeur

RUTAS NOMINADAS

- Cara Sur-Este del Monte Foraker en Alaska (Colin Haley – EEUU, y Bjorn-Eivind Artun – Noruega)
- Cara Sur-Este del Monte Logan en Canadá (Yasushi Okada y Katsutaka Yokoyama – Japón – Este último nominado al Piolet d’Or en el 2009 por sus tres ascensiones de gran dificultad al Denali)
- Cara oeste del Vasuki Parbat en India (Malcolm Bass y Paul Figg)
- Cara Sur-Este del Lunag I en Nepal (Max Belleville, Mathieu Détrie, Mathieu Maynadier and Sébastien Ratel - Francia)
- Cara Este del Monte Edgar en China (Kyle Dempster – EEUU – y Bruce Normard – Escocia – Ganadores del Piolet d'Or el año pasado por su ascenso a la cara norte del Xuelian West)
- Nuevas vías de Big Wall en Groenlandia (Ben Ditto – EEUU – y los belgas Nicolas y Olivier Favresse, y Sean Villanueva, acompañados por el capitán de barco Bob Shepton -Escocia-)





Jurado Piolets d'Or 2011
JURADO    (de izquierda a derecha)

- Greg Child: Presidente del jurado. Reconocido alpinista australiano.
- Yannick Graziani: Alpinista francés
Enrico Rosso: Alpinista italiano
- Simon Anthamatten: Alpinista suizo, ganador del Piolet d'Or en 2009 por su ascenso a la cara norte del Tengkampoche (6.500 m, Népal)
- Michael Pause: Periodista alemán
- Hiroshi Hagiwara: Periodista japonés




Poder asistir a esa presentación fue una de las cosas más interesantes de la experiencia. Los escaladores explicaban su expedición con todos los detalles técnicos que uno, como alpinista, quisiera escuchar. Costos, equipo utilizado, dificultad de las rutas, medios de comunicación, calidad de la roca y el hielo, estados de ánimo durante el ascenso, comodidad de los vivacs, etc. En una sala pequeña, estaban los mejores escaladores del mundo contando su historia a unos pocos afortunados, entre los que estaba yo. Me sentía muy contento. De repente se sienta al lado Doug Scott, alpinista británico que recibiría este año el premio que la organización entrega desde el 2009 a los escaladores que han hecho un gran aporte al alpinismo, reconociendo así toda una vida dedicada al mundo de la montaña. "¿Puedo?" (¿que si puede? Claro que puede. Es más, por favor siéntese ahí, y quédese todo el día.) "Sí, por supuesto. El asiento está libre". Recuerdo que saqué la cámara que Martín me había prestado, la puse en modo automático y tomé la primera foto, ufanándome de mi poderoso aparato profesional. El flash saltó y varias personas voltearon a mirar. Ya era el novato de la prensa. Cuando llegue a Barcelona le pediré a mi amigo que me enseñe a utilizar una cámara de ésas.


Expedición Big Walls Groenlandia
Olivier y Nicolas Favresse, Ben Ditto, Sean Villanueva y Bob Shepton


Escalando desde el bote capitaneado por Bob Shepton (75 años - Escocia)
La presentación de los Big Walls abiertos en Groenlandia fue espectacular. Las fotos, por un lado, eran buenísimas. Una buena lección es incluir siempre un buen fotógrafo en cualquier equipo. Además estos tipos escalan por pura diversión. A diferencia de las otras rutas, ellos no reflejaban el nivel extremo de compromiso que se evidencia en las nuevas aperturas de estilo alpino en lugares remotos y difíciles, pues un hipotético rescate no tardaría mucho en llegar, y las condiciones climáticas eran favorables y estables. Ellos estaban divirtiéndose, pero vaya manera de hacerlo: Más de 6.000 metros de paredes nunca antes escaladas, sin taladrar una sola vez la roca para asegurarse, con dificultades de hasta 7c y realizando las aproximaciones en el barco en el que cruzarían después el atlántico hasta llegar a Escocia, tras dos meses de escalada en la zona oeste y sur de Groenlandia. La presentación, como ya dije, fue muy divertida. Además de buenas fotos y buenos comentarios, el equipo belga-americano sacó los instrumentos musicales que lleva a todos sus viajes y nos tocó un par de canciones. El último día del evento, hablando con Olivier Favresse (uno de los belgas), me decía que ya estaba terriblemente mamado de tocar la misma canción trescientas veces. Hasta el chocolate más rico se vuelve empalagoso, y estos tipos lamentaron no haber botado sus instrumentos en medio del Atlántico. 


Katsutaka Yokoyama y Yasushi Okada
La presentación de los japoneses también fue muy interesante. Eran dos. Se pararon frente a todos nosotros, uno completamente callado y serio, y el otro más sociable y dispuesto a hablar. Este último, con la maravillosa humildad de los japoneses, se dirige a nosotros y dice: "Esta presentación no será como las otras, porque nuestro nivel de inglés es muy malo. La mejor forma de que se enteren sobre nuestra expedición es que lean el próximo número de 'The Alpinist' (reconocida revista de montaña de EEUU), donde encontrarán un extenso artículo traducido del Japonés". Después contaron un par de cosas, repitiendo siempre, entre frase y frase, "weather not good, not good". Tremenda ruta que se hicieron este par, y lo contaban con una sencillez aterradora. Doug Scott dijo, cuando le preguntaron acerca de esta expedición, que había sido realizada "en un lugar muy remoto y aislado, en el más puro y perfecto estilo alpino". Yo les recomiendo a todos que lean The Alpinist. La escalada fue asombrosa.


I-TO (Conexión) Nueva ruta japonesa en la cara sur del Mt. Logan en Canadá (Katsutaka Yokoyama y Yasushi Okada)

Alejandra, una niña que conocí en Bogotá (estudió con el hermano de uno de mis amigos), está viviendo en Lyon y fue ese fin de semana a Chamonix. Llegó el viernes en la noche, justo antes de comenzar la gala de entrega del premio. Lo primero que me preguntó fue: "¿Qué carajos es eso del estilo alpino que mencionan cada tres minutos?". Me imagino que la pregunta también ha pasado por la cabeza de muchos de los que están leyendo esto. El estilo alpino es una forma de subir montañas cargando siempre TODO el equipo en la maleta, subiendo de la forma más rápida y ligera posible, sin ayudarse de cuerdas que se fijan a la montaña como si fueran barandas de una escalera, ni otras mil estrategias de empresa que requieren la colaboración de otras personas y mucho más equipo del que uno podría cargar en una mochila. Alejandra nunca entendió muy bien lo del estilo alpino, pero lo que sí entendió fue el poder que tiene una mujer en un círculo de gente dedicada al alpinismo, o cualquier otro deporte practicado principalmente por hombres . En la fiesta de esa noche, los nominados, el jurado, los organizadores, TODOS le hablaban y me pedían permiso para sacarla a bailar. La he visto dos veces en mi vida, y no somos más que simples conocidos, pero en Chamonix me hizo quedar como el más "matador" de todos. Obviamente salimos de ahí y ni me miraba. Después de tanto alpinista y periodista famoso, yo era un muisca sin atractivo. Pero bueno, al otro día todos me conocían, me hablaban y me miraban como si fuera el más Don Juan. Además esa noche no pagué una sola cerveza. La visita de Alejandra fue clave, pero mejor volvamos (otra vez) a los Piolets d'Or.


Los japoneses y Simon Anthamatten con su traje tradicional de guía suizo


Esa tarde el jurado decidió qué expedición se llevaría el premio, y a las 5:00 PM se hizo una reunión con la prensa para comunicar por adelantado el ganador. Mientras Greg Child, presidente del jurado, nos compartía la decisión que habían tomado, yo saqué la cámara que no sé usar y tomé algunas fotos para que me creyeran lo que estaba viviendo. Yo, el mismo que hace varios años soñaba con asistir al evento así fuera en la última silla del escenario, estaba en un cuarto con otras 15 personas recibiendo tremenda noticia "de primera mano". Era muy emotivo, pero yo tenía que hacerme el profesional, así que ponía mi cara de periodista y asentía con la cabeza. Greg Child confirmó lo que muchos pensábamos: "El premio es para los japoneses". Pero ellos no serían los únicos ganadores, pues la expedición de Big Walls en Groenlandia también recibiría el Piolet d'Or 2011. Algo de sorpresa por este último, pero muy bien recibida la noticia, pues el hecho de no haber puesto ni un solo bolt, haber cruzado el atlántico, escalado por dos meses más de 5.000 metros de paredes "vírgenes" y abrir una ruta de 7c de 1.5 veces el tamaño de la norte del Eiger, merecía el respeto de todos.


Greg Child anunciando los ganadores a la prensa
Hasta ese momento no había entendido para qué nos decían quién sería el ganador. Muy rico sentirse así de VIP, ¿pero cuál era la finalidad?. El organizador del evento nos pidió que no difundiéramos la información antes de que se hiciera pública en la ceremonia, y que nos limitáramos a utilizarla para dejar listos los artículos que publicaríamos esa misma noche. ¿ESA MISMA NOCHE? Pero si yo ni siquiera había empezado a escribir el mío. Cuando todos se fueron me senté en frente del computador, abrí Word y empecé a escribir. Pensé que debía haber un software "súper-especial" para ese tipo de cosas, pero no lo tenía y no podía perder tiempo (debía tener algo listo para esa noche). Creo que no alcancé ni a poner el título y ya estaba metido en facebook diciéndole a Luis Pardo (escalador colombiano que había apostado por otro nominado) que yo tenía razón con respecto a los japoneses. No le aposté los $100 dólares que él había propuesto, sino que me limité a decirle que no estaba de acuerdo, así que tenía que exprimir al máximo la sensación de placer que produce tener la razón. Quería hacer un buen artículo, así que cogí toda la información que nos habían dado y empecé a leerla. Me leí toda la historia de Chamonix y Courmayeur (ambos pueblos están en la base del Mont Blanc, pero Chamonix está en Francia y Courmayeur en Italia, al otro lado del túnel que pasa por debajo de la cumbre), la historia del evento, las rutas y la biografía de los nominados, y de repente ya eran las 9:00 PM y la ceremonia iba a comenzar. Todo el mundo listo, la sala completamente llena, los periodistas alistando sus mega cámara y yo viendo como mi artículo seguía teniendo solamente el título.


"Los Belgas", Ben Ditto y Bob Shepton, ganadores del Piolet d'Or 2011
Entré a la sala donde se llevaría a cabo la premiación y ahí me encontré con Alejandra. Vimos juntos todas las presentaciones (un poco aburridas, después de haber estado en las exposiciones de la mañana, ya que en la noche sólo se presentan unos videos, pero los escaladores no exponen las rutas) y la entrega de los premios. Yo estaba sentado en frente de la tarima, delante de la primera fila, tomándoles fotos (bueno, moviendo el lente de la cámara y rezando para que no se disparara el flash) a los ganadores, cuando escucho que invitan a Walter Bonatti al frente. "¿Qué? ¿Walter Bonatti?" Yo quería botar la cámara y abrazarlo, y secuestrarlo y llevármelo para Colombia (para que diera una conferencia en el Festival, y después si lo soltaría). Walter Bonatti es el MessiMaradonaPeléPibeValderrama del alpinismo. El año pasado estuve intentando contactarlo por meses, e incluso viajé hasta Italia para ver si tenía mejor suerte, pero todos me decían, con la misma cara de seguridad desalentadora, que era imposible. Bonatti tiene 80 - 81 años, y hace un tiempo decidió dejar de asistir a eventos relacionados con el mundo de la montaña. Pero ahí estaba, casi pisándome para poder pasar, con una sonrisa gigante. Fue el momento más emocionante desde que llegué a Chamonix. ¿Ver el Mont Blanc? Sí, muy bonito. ¿Las presentaciones de los escaladores? Sí, sí; muy interesante todo. Pero ver a Bonatti era algo que no pensé que viviría nunca en mi vida, y les juro que me sentí la persona más afortunada de la tierra por un par de segundos. Cuando se acabó la premiación y Bonatti bajaba del escenario, le pedí que se tomara una foto conmigo. Dudaba mucho si aceptaría o no, y tampoco quería incomodarlo. Pero este hombre es un santo, y con la misma sonrisa que siempre tiene me dijo que sí, que por supuesto. Le pedí a Alejandra que la tomara, y ya se imaginarán la calidad de foto que tomó con la súper cámara profesional. El recuerdo de haberlo conocido me tocará tenerlo en mi cabeza, porque la foto no puede ser peor. Sin embargo, al día siguiente la vida me dio la oportunidad de poder conversar con él y su esposa, y pedirle otra foto fue lo último que se me ocurrió. Haber conocido a quien, para mi gusto, es el mejor alpinista de todos los tiempos, fue una experiencia que siempre recordaré con mucho cariño y agradecimiento hacia la vida.


Walter Bonatti en la ceremonia de entrega del Piolet d'Or 2011
Volviendo a la noche de la entrega del premio, después de la MUY MEJORABLE foto con Bonatti, subí al escenario a hacer las fotos de rigor a los ganadores. La actitud de los escaladores fue muy amable. En este deporte, como en todas partes (supongo), uno se encuentra con unos idiotas de talla mundial, que han ido dejando la modestia y la humildad en cada cumbre que alcanzan, pero me sorprendió mucho ver la sencillez y amabilidad de los nominados de este año (seguro fue porque estaba con Alejandra). Los dos ganadores, justamente, tienen una firme intención de ir a Colombia a escalar las paredes del Cocuy. Los belgas sabían de ellas por algunos escaladores colombianos que habían conocido en Patagonia, y de motivar a los japoneses me encargué yo, y las fotos del Ritacuba Blanco. Después de las fotos, a "casa". Esa noche tenía que terminar (hacer) mi artículo, por lo menos uno de los que había prometido. Fuimos a comer algo, pero todo estaba cerrado. Dando vueltas entramos al bar donde estaban todos de fiesta (el único abierto), y ahí nos quedamos hasta las cuatro de la mañana. Hablamos la mayoría del tiempo con el periodista de The Alpinist, Keese Lane. Simon Anthamatten, alpinista suizo miembro del jurado, intentó sacar a bailar a Alejandra varias veces. Ella, que le importaba un carajo si era alpinista o ajedrecista, o si era bueno, muy bueno, o malo, le hizo los desplantes más evidentes y maleducados de la vida. Me preocupé un poco, pero no era grave; el tipo estaba un poco tomado. Pero después llegó Christian Trommsdorff, uno de los organizadores del evento, y otra vez la misma historia. Yo no sé si la pobre estaba asustada entre tanto tipo extraño que venía a conquistarla, pero yo ya me estaba haciendo a la idea de que no podría volver a asistir a los Piolets d'Or en mi vida. Al final todo fue baile y risas. Los belgas con su buena energía, todos los demás borrachos, Doug Scott sentado muy juicioso, la francesa que estaba enamorada de Colombia (o quizás de Alejandra también) y nos compraba cervezas. A las 4:30 me senté en mi cama, abrí el computador, y escribí dos párrafos. Los envié con tres o cuatro fotos, y me acosté a dormir casi a las 6:00 AM, muy muy muy cansado. El otro día es otra historia, un poco más corta, pero se las cuento en la "continuación" de este tratado, porque ya no lo aguantamos ni ustedes ni yo. Hasta la próxima.




lunes, 4 de abril de 2011

FANATISMO "MANU CHAU"

Con Picus en "El Rincón del Cielo" - Estación de esquí de Cerler (Valle de Benasque - España)

La gente piensa que yo vivo de vacaciones. Pero no, yo vivo preparándome cada día para ser mejor alpinista, mejor guía. Tengo que madrugar más que cuando estudiaba o trabajaba, invierto mucho más tiempo, dinero y energía, y hago muchos más sacrificios. Disfruto, sin duda, de la experiencia, pero pregúntenle a mi cuerpo si está disfrutando del "descanso". Algunos podemos escoger el estilo de vida que queremos, y yo he sido muy afortunado. Aunque bueno, también me doy vacaciones de vez en cuando.

Llegando a la parte alta de la pala - Sierra de Chía (España)

El jueves fuimos a la estación de esquí. Había nevado un poco durante los días anteriores, así que dedicamos el día a bajar por "fuera de pista". Lo siento por los que lo saben, pero me siento obligado a hacer las más mínimas aclaraciones para los que no tienen ni idea de lo que estoy hablando. En las estaciones hay "pistas" (como calles) que están señalizadas, cubiertas de ser necesario con nieve artificial, y "pisadas" por máquinas grandísimas que trabajan durante la noche para que las laderas de las montañas queden planas y uniformes como autopistas. Entre esas rutas "pisadas", hay bosques cubiertos de nieve por donde es posible bajar entre árboles, y zonas que se pintan de blanco sólo cuando las condiciones meteorológicas así lo quieren (ahí no participa la nieve artificial). Bajar por ahí, es bajar por "fuera de pista". La técnica es diferente, y tiene una mayor exigencia física, pero el disfrute es también mayor. Es como ir por una carretera destapada con un 4x4; hay más aventura y sensaciones "extremas". Además, uno puede voltear la cabeza cuando llega abajo y ver la línea que ha marcado con los esquís durante el descenso.


Cara norte de la Sierra de Chía (España)
Esquiamos por la pala del centro
Ese jueves ha sido el día que más kilómetros he esquiado en la estación (uno puede mirarlo en internet). Llegamos a primera hora de la mañana y nos fuimos a las 3:00pm con las piernas reventadas. Bajamos a Benasque a comer algo, y después a la roca a escalar. Fue un día muy interesante. El viernes subimos de nuevo a la estación, pero habremos esquiado la mitad que el día anterior. Después rocódromo en la escuela de montaña, y a la cama temprano porque al otro día bajaríamos la Pala de Chía.





Aproximación para iniciar el ascenso con esquís
Chía es el nombre de un pueblo en el Pirineo Aragonés, ubicado al sur de Benasque (el pueblo donde vivo). La cara norte de la Sierra de Chía la veo todos los días desde mi ventana. Es el sitio donde aparecen los primeros rayos de sol de la mañana, y como mis ventanas no tienen cortinas ni puertas de madera, pues ha resultado ser el despertador perfecto. Siempre había pensado que me encantaría bajarla con esquís, y cuando Naxo me lo propuso no lo dudé ni un segundo.




Superando a pié el tramo de la carretera bloqueado por el alud
Salimos de Benasque temprano, pero sin madrugar. Un alud (avalancha) nos impidió seguir avanzando con el carro, así que tuvimos que seguir andando por la carretera durante unos 20 o 30 minutos. Ahí nos pusimos los esquís y comenzamos el ascenso. En el artículo sobre el ascenso al Pico del Alba explicaba cómo funciona esto del esquí de travesía, así que esta vez me lo saltaré. Una subida relativamente corta, con mucho sol y buena nieve. Estábamos solos en la montaña, así que tuvimos una hoja en blanco para dibujar con nuestros esquís. Llegamos a la parte alta de la pala justo cuando las nubes estaban llegando del sur; ese día habían dado mal tiempo y por eso decidimos hacer una ruta de corta duración. Fotos, galletas, y para abajo. El descenso, aunque corto (siempre queremos que sea más largo), fue muy divertido. La nieve estaba en excelentes condiciones y nos dejó con ganas de más, así que mientras caminábamos de regreso al carro nos planteamos VOLVER A SUBIR Y BAJAR LA MONTAÑA. Naxo me miró con cara de "tienes que estar bromeando". Las nubes ya habían cubierto una parte de la sierra, y sin duda cubrirían la pala en poco tiempo, así que no era una muy buena opción. Esa mañana, además, habíamos alistado el material de escalada para ir a la roca en la tarde, así que decidimos seguir con el plan. 

Foto en la cumbre con una galleta en la boca, como para variar. "Rincón del Cielo" (estación de esquí de Cerler).


Entrenando en la estación de esquí
"¡¡Eres un fanático!! - Me encanta -", dijo Naxo cuando le propuse que fuéramos a subir la estación y después a escalar. Al llegar al carro decidimos ir a la estación de esquí, a seguir haciendo travesía. Ese día no cogimos un solo remonte (telesilla), sino que subimos más de 800 metros con los esquís, hasta un sitio conocido como "El Rincón del Cielo". Llovía y nevaba; el día era malísimo. En la estación de esquí, así haya mal tiempo, lo fines de semana hay cientos de personas, así que no es comparable en lo más mínimo con la ascensión de la mañana. Pero bueno, la intención era entrenar. Llegamos al "Rincón", fotos, galletas y para abajo. Mala nieve, poca visibilidad y mucho cansancio acumulado. Pero la temporada ya se va a acabar, y hay que exprimir el tiempo al máximo. Además, darse un poquito de palo siempre ayuda a fortalecer la mente y el cuerpo. Bajamos, una pasta, y al rocódromo (el día no permitió que fuéramos a la roca). Escalamos una hora, como mucho, y volvimos a casa. Esa noche queríamos salir a tomar algo, así que pensábamos tomar una pequeña siesta, un baño y a la calle. Yo me acosté a las 8:45pm, con la no muy firme intención de despertarme media hora después y alistarme para salir. A las 9:30pm miré el reloj, me di media vuelta y seguí durmiendo. Me desperté al otro día a las 10:00 am. Naxo, como se imaginarán, vivió una situación similar.



Entrenando en la Escuela
de montaña
Al otro día nos encontramos en la escuela, y escalamos un rato. El lunes subimos a pistas, y el martes estábamos haciendo travesía de nuevo. Y así seguimos, hasta ayer por la mañana, cuando después de subir el Aneto (el pico más alto de los Pirineos), en la mejor despedida posible, Naxo viajó de regreso a Valencia. Pero ésa es otra historia. Lo de estas semanas ha sido llenarnos de kilómetros sobre los esquís, de entrenar en el rocódromo incluso después del día más agotador, de hincharnos de galletas de chocolate y pasta, de Calamaro y de nieve. Lo de estas semanas ha sido fanatismo puro, de invierno, de primavera. Fanatismo "Manu Chau", como nos llamó un escalador un día cualquiera en el rocódromo de la escuela.

                                            Naxo ¡eres un fanático!